¿Cuántos
pasos nos quedan en este largo camino? ¿Qué habrá el final del puente? ¿Cuándo
alcanzaremos el filo del horizonte?
Vamos
marchando sobre pasos ajenos, en caminos ya viejos, de piedras cansadas y
ennegrecidas. Ciegos de tanto mirar, llenos de silencios cómplices, pero
siempre expeliendo palabras huecas que nadie escucha, damos tumbos sin fin,
arrastrando nuestras pieles sobre el polvo de historias muertas.
Lejos,
detrás de los árboles, hay el brillo de un destino que nunca alcanzaremos, pues
la Muerte siempre nos alcanza antes, entregándonos al derrumbe sobre las rocas,
sobre el polvo mudo y sobre las ruinas de un nombre que nunca será pronunciada.