Comenzó como todos, con mucho ánimo e incluso ilusión, como si comenzáramos una nueva aventura… ¡Y vaya aventura que fue!
En lo personal, pase muchas emociones y conflictos en estos veinticuatro meses con sus respetivos módulos –incluyendo el propedéutico- que iban desde la alegría de aprender cosa nuevas hasta la frustración y desesperación ante actividades demasiado difíciles. A veces, daban ganas de romper la lanza e irse del campo de batalla, pero algo dentro de mí siempre me susurro: “No te desanimes, tu puedes lograrlo, solo necesitas esforzarte más”
Así que contra todo pronóstico, logre entregar mi última tarea, concluyendo este ciclo de mi vida que por varias razones, no pude ni comenzar en épocas lejanas. Gracias a las nuevas tecnologías, pude terminar mi tan necesario bachillerato.
En estos momentos siento en mi interior un gusto agridulce, pues por un lado estoy feliz e incluso orgulloso de que por fin concluí mis estudios superiores, pero por otro lado hay un sentimiento de nostalgia al saber que le diré adiós a la plataforma, a la forma estudiar a la que me acostumbre durante todos los días de estos dos últimos años, a interactuar con mis facilitadores y mis compañeros de clases.
No es fácil dejar atrás algo que te llego a ser tan querido y entrañable.
Solo me queda despedirme de todos los que me acompañaron en esta etapa de mi existencia, deseándoles lo mejor y que nunca decaiga sus ganas de superarse, esperando que nos volvamos a encontrar en este sendero que llamamos vida.
Más que adiós, les diré un…
¡Hasta siempre!
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