Estoy en mi cuarto, sentado en mi fiel sillón, con la luz de la pantalla encendiendo mis pupilas.
Mis manos envían palabras hacia otras personas, en otro cuarto, sentado en otro sillón y con unas pupilas que nunca podre ver de frente.
Hay silencio. El aire es frío y las sombras crecen. Estoy solo.
Solo ante una pantalla que me dice que estoy "conectado" con docenas de seres humanos. Pero el silencio crece a mi alrededor, solo interrumpido con el incesante sonido de mi teclado.
¡Cuanta soledad se respira cuando el máximo contacto entre humanos se da a través del gélido y estéril medio abstracto de unos y ceros!
Palabras muertas, que no rompen el silencio y nunca son escuchadas.
Una soledad que se extiende como una enfermedad.
Y esta soledad encuentra como placebo unos y ceros, charlas huevas y sonidos rimbombantes que te endulzan el momento, pero a la larga, te amargan las raíces de tus días.
Aquí estoy, escribiendo esto en mi cuarto plagado de sombras.... ¿Alguien lo leerá algún día?
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