Nunca hay que dejar de leer.
Los libros siempre han tenido el carácter de sagrado. Han sido los depositarios del saber de la humanidad, los apóstoles del arte y la ciencia; aquellos destinados a educar, asombrar y cautivar al hombre, de embellecer su vida, de enriquecerla.
Leer es crecer, expandirse más allá de la prisión de la carne y de la vida misma; llevar tu mente a otros mundos y universos, vivir mil vidas diferentes, ser mil personas distintas, caminar en mil caminos desconocidos.
Nunca hay que dejar de leer, porque nunca
hay que dejar de crecer.
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