De nueva cuenta, la nostalgia me besa con sus fríos y etéreos
labios, dejando un acre sabor en el erial de mis labios.
¿En dónde estás?
El viento no me trae la suavidad de tu perfume, ni la calidez que emana tu piel. Solo el espectral abrazo de la soledad.
Miro el sol agonizando en el horizonte carmesí, imaginando que tú, en algún lugar, lo miraras también.
Pues sé que bajo el mismo cielo respiramos, bajo las mismas estrellas dormimos, sobre la misma tierra morimos.
Hace tanto que no veo el brillo
de felino enigma que refulgía en tus ojos, que ya no sé si realmente fuiste una
realidad o una quimera nacida de mis más profundas ansias.
Solo me queda la nostalgia, que
me susurra siempre al oído: "Nunca más"

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